Hicimos de nuestro mundo el más perfecto, lo pintamos de trescientos cuarenta y ocho mil doscientos veintidós colores distintos, esperábamos que nuestros deseos se hicieran realidad, dijimos que nada podría quitarnos eso que teníamos, y que el tiempo no haría el olvido. Pero poco queda ya de eso.
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